Algunos cambios administrativos en la dirección del Hospicio Nacional traen consigo la prohibición de la práctica del fútbol en las instalaciones del lugar por el daño que se le causaba a estas. Por admiración y asimilación, los muchachos del Hospicio comenzaron a practicar este deporte en el patio del establecimiento, y fue el general José María Orellana, por aquel entonces Presidente de la República, camiseta argentina quien les proveyó de todos los implementos necesarios para la práctica del fútbol.