Nuestros niños con autismo saben bien lo que es ser pasados injustamente por una tabula rasa, los prejuicios y las pocas ganas de muchos por ponerse en su pellejo, entenderles y facilitarles la vida. Finalmente, no pudimos adoptar a la perrita y no lo hemos vuelto a intentar ya que vivimos fuera de España y ahora sí que no podemos prestar la atención necesaria a una mascota (claro ejemplo de las personas sensatas que somos).