Lo que no dicen es que, de hecho, muchas necesidades ya existen y, por poco rentables, incómodas o invisibilizadas, no están cubiertas a nivel de oferta empresarial. Lo bueno se hace esperar, pero parece que, en cuestión de género y diversidad anatómica, la lencería va por el buen camino. Una de las primeras lecciones que escucha todo aprendiz de marketing es que, para vender, lo primero es crear la necesidad.